No está por demás recomendar prudencia y no incurrir en el error de atiborrar de trabajo extra a los alumnos ya que la finalidad es el análisis de la información y no que inviertan demasiado tiempo exigiéndoles hacer espectaculares y elaborados gráficos.
La mayoría de los organizadores posiblemente serán elaborados en clase con medios tales como lápiz, pluma, colores o plumones. Es válido como actividad especial solicitar su elaboración en ordenador, para compartirlo en un blog o grupo de trabajo, para una entrega de cierre de tema o unidad o del curso, por lo que también los organizadores gráficos pueden ser utilizados como instrumentos para la evaluación, siempre y cuando sea bajo criterios bien definidos.
Aunque poco tendrá que ver con las tics y a manera de crítica, también es conveniente referirnos a otro tipo de extremos en la elaboración de los organizadores: el convertir una sesión de clase en la que se debe analizar información, en una sesión de “manualidades” para elaborar durante horas e incluso varias clases por ejemplo un mapa mental, quizás -y aun dudando de la intención- esta postura sea válida para construir el gráfico de cierre para todo el curso, pero si se convierte en lo común, si el tiempo invertido en su elaboración es mayor que el tiempo de análisis o si la finalidad sea obtener un “bonito resultado” haciendo de lado la calidad y eficacia del contenido, sobra decir entonces que así lo único que se hace es desvirtuar la finalidad original y lo más probable es que se tome como un pasatiempo poco provechoso.
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